A donde van los desaparecidos

La importancia de la perspectiva de género para abordar la desaparición y la violencia en niñas y adolescentes

Isabel Beltrán Gil
febrero 10, 2022
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Por Isabel Beltrán Gil / GIASF*

La desaparición no debe pensarse como un problema que solo afecta a personas adultas. Esta visión ha llevado a invisibilizar a las niñas, niños y adolescentes como titulares de derechos en casos de desaparición y violencia. 

Reconocer los factores de vulnerabilidad y las violencias asociadas a niñas y adolescentes permite construir una hoja de ruta para entender las causas que pueden motivar su desaparición en México.

De las aproximadamente 14,812 personas menores de edad desaparecidas y no localizadas entre 2018 y 2021 en México, el 66% corresponde a niñas y adolescentes (1). Este escenario, debe contemplar la posibilidad de que: 1) la desaparición sea consecuencia de un intento por parte de la menor de huir de un contexto de violencia familiar y/o de género; o, 2) la desaparición corresponda con una acción criminal encaminada a utilizar a la víctima en cuestiones de explotación sexual, trabajo forzado o pornografía infantil, entre otros. Por esta razón es imprescindible iniciar cualquier proceso de búsqueda indagando, no sólo en el entorno socio-familiar de la víctima, sino también en las circunstancias que rodean la desaparición. Este procedimiento permite establecer una correcta investigación y revierte en la elaboración de estrategias de búsqueda más eficaces y eficientes. 

Esclarecer las causas de la desaparición, implica utilizar el análisis de contexto como una herramienta necesaria en el proceso de investigación y de búsqueda. Sin embargo, no existen estadísticas oficiales que registren las causas que originan estas desapariciones, a pesar de que la obtención de estos datos es fundamental para crear herramientas de búsqueda y políticas destinadas a la prevención de los factores detonantes. 

Por otra parte, el letargo que acompaña a las búsquedas de las niñas y adolescentes señaliza las consecuencias que la discriminación por género implica en el acceso a la justicia. El Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas ha señalado que existe un mayor estancamiento y abandono de aquellos casos asociados a una desaparición femenina, ya sean menores o adultas (2). Por tanto, en casos de desaparición de niñas y adolescentes, se debe considerar la hipótesis de uso de violencia y su abordaje desde la perspectiva de género y el enfoque diferenciado tal como lo establece el Protocolo Adicional para la Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes (3). 

Como se refleja en este protocolo, se requiere un análisis integral para determinar las razones de la desaparición y las medidas de protección que se deben aplicar tras la localización en caso de que esta sea con vida. Por eso, el centro de la discusión en este documento está en las diferentes formas de violencia que afectan a niñas, niños y adolescentes. Así los tipos de búsqueda (inmediata, individualizada, por patrones, generalizada y de familia) y las estrategias asociadas a este proceso, siempre deben estar ligadas a las características y factores de vulnerabilidad que definen a la víctima. 

La desaparición también puede estar asociada con otro tipo de delitos como es el caso de los feminicidios. Aquí cabe destacar que de los 1,867 feminicidios documentados en los dos últimos años en México, 186 fueron contra menores de 18 años (4). Estas cifras indican la fragilidad que define a este sector de la población. Es aquí donde la legislación y las políticas públicas deben comprometerse para asegurar la integridad de niñas y adolescentes víctimas de la violación de sus derechos. Sin embargo, incluso la propia documentación relativa al feminicidio tiende a invisibilizarlas (5). 

Parte de esta problemática se debe a que en los registros de defunción no se tipifica la causa de muerte como feminicidio. Frente a un supuesto donde la niña o adolescente fallecida presenta signos de agresión sexual y lesiones punzocortantes, solo se refleja en el acta de defunción el apuñalamiento como causa de muerte (6). Es decir, no se toma en consideración que existe una relación entre la agresión sexual y las incisiones que ocasionaron la muerte de la menor. La consecuencia de esta dinámica es que estas muertes no quedan reflejadas en las estadísticas como violencia por cuestión de género (feminicidio) y esto impide dimensionar el problema. Además, estos aspectos tampoco son tratados como agravantes o como delitos asociados al expediente penal cuando lo hay.   

Detectar la violencia feminicida cometida contra mujeres adultas y menores de edad, supone prestar atención a los detalles que se pueden observar en el lugar del hallazgo y en las lesiones que pueda presentar la víctima. La posición del cuerpo, los objetos adyacentes, el lugar de ocultamiento o exhibición del cuerpo, la disposición de la ropa o ausencia de esta, además de la ubicación, número y tipo de lesiones o la presencia de signos compatibles con una agresión sexual representan algunos de lo caracteres que permiten identificar el delito de feminicidio (7). De igual manera, el reconocimiento físico de una víctima localizada con vida puede aportar datos suficientes para concluir si la menor fue o no víctima de violencia por razón de género. Un ejemplo podría ser el término de un embarazo provocado por una violación.  

Con base en la información recogida por ONU-Mujeres (5), las niñas y adolescentes representan el umbral con mayor número de asesinadas, en relación con los varones menores de edad. Otro aspecto importante a destacar es que las huellas físicas y sexuales de la violencia impresas en las niñas representan un mayor grado de brutalidad. En este sentido, la violencia feminicida refleja la fuerza corporal que media entre el agresor y la víctima. Por eso, la importancia de realizar un diagnóstico médico forense o antropológico que visibilice las características que definen los feminicidios infantiles, solo de esta manera se podrá hablar de la integración de la perspectiva de género en el ámbito forense. 

Actuar con perspectiva de género en los proceso de búsqueda y en el contexto forense implica: 1) considerar los factores de vulnerabilidad que acompañan a las niñas y adolescentes, porque solo así se pueden implementar políticas públicas, estrategias y herramientas afines a las problemáticas específicas de niños y niñas; y, 2) establecer un diagnóstico integrado entre las características presenten en el lugar del hallazgo y las marcas de violencia visibles en el cuerpo de la víctima. 

La disposición del escenario y la información que integra la víctima permiten, de manera conjunta, interpretar si se trata de un feminicidio o no. Por tanto, el análisis forense realizado por las diferentes disciplinas que participan en estos casos, debe ser integrativo para permitir tener una panorámica real del suceso.

En síntesis, conocer las diferencias que existen entre la violencia infantil femenina y masculina es primordial. Por tanto, abordar la violencia infantil desde la perspectiva de género, el enfoque diferenciado y el enfoque de los derechos humanos que estos menores tienen, permite dar cuenta de la tendencia transversal de distintos tipos de violencia y de la fragilidad que presentan los niños y niñas a estas violencias por su condición de género. Es decir, los factores de vulnerabilidad que definen a los menores deben ser observados de manera diferenciada. Por esta razón, resulta necesario integrar la perspectiva de género en todos los instrumentos relativos a la búsqueda y defensa de las niñas, niños y adolescentes. 

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* Isabel Beltrán Gil es doctora en antropología sociocultural y especialista en antropología forense. Orientó su perfil profesional hacia la recuperación e identificación de restos humanos, el análisis crítico de la muerte violenta en contexto de Derechos Humanos y la dimensión epistemológica de la antropología forense

El Grupo de Investigaciones en Antropología Social y Forense (GIASF) es un equipo interdisciplinario comprometido con la producción de conocimiento social y políticamente relevante en torno a la desaparición forzada de personas en México. En esta columna, Con-ciencia, participan miembros del Comité Investigador y estudiantes asociados a los proyectos del Grupo (Ver más: www.giasf.org)

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición de adondevanlosdesaparecidos.org o de las personas que integran el GIASF.

Foto de portada: Mujeres pintaron nombres de mujeres desaparecidas y asesinadas en las vallas de la Glorieta de las Mujeres que luchan. Crédito: Obturador MX

REFERENCIAS

  1.  https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/desapariciones-de-ninas-y-adolescentes-en-mexico/ 
  2. http://ciencia.unam.mx/leer/871/ninez-en-riesgo-feminicidio-infantil-
  3. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/599897/141220_Proyecto_PABNNA.pdf  
  4. https://politica.expansion.mx/mexico/2020/02/19/mexicoviolento-en-dos-anos-se-registran-186-feminicidios-de-menores-de-edad
  5. https://mexico.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2011/7/violencia-feminicida-1985-2009 
  6. http://ciencia.unam.mx/leer/480/Ninos_criando_ninos_embarazo_adolescente 
  7.  https://www.gob.mx/conavim/articulos/que-es-el-feminicidio-y-como-identificarlo?idiom=es 
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