Marcha de familiares de personas desaparecidas en el Ángel de la Independencia, el 13 de noviembre del 2013. Foto: Mónica González. Desde hace una década, el registro de las personas desaparecidas en México ha sido una herramienta que no sirve para identificar y localizar personas extraviadas como era su objetivo. Durante los tres sexenios en los que ha funcionado, ha mantenido quizás una única función: servir como un marcador opaco, incompleto y burocrático —no ajeno a oportunismo político, rasuramientos y...