Rosario Ibarra se las ingeniaba para ingresar a la prisión del Campo Militar Número Uno y hacer sonar con suficiente volumen un audiocasete con las canciones preferidas de su hijo Jesús, a quien la fuerza pública aprehendió y mantuvo en prisión clandestina desde abril de 1975, con la esperanza que las escuchara y supiera que lo andaba buscando.
El Guaymas declaró ante la prensa que en el Campo Militar número 1 se encontraban militantes vivos y desaparecidos, pues había visto a mi madre.
Jefita: Hoy, 22 de septiembre, es tu cumpleaños. Cuando era pequeña observaba a mi abuela Alicia cocinando un pastel para celebrar tu vida. Yo era la encargada de soplar las velas y, como deseo para ambas, rogaba poder abrazarte. Te imaginaba estudiando lejos hasta que, años más tarde, me confesaron que eras una presa política. No comprendí que era eso, pero me pareció grave. Sólo te pensé prisionera en una cárcel gris, cuadrada y con barrotes, como las que salían...