7 años desde que nos los arrebataron.
7 años sin la verdad sobre donde están.
7 años de búsqueda de sus familias.
Aquel día que tomamos las calles junto a los colectivos de familias buscadoras, estaba lleno de esperanza de que nos los iban a devolver, que la presión social, mediática y política sería suficiente para que los encontraran. Que no había manera que después de haber llevado sus rostros a todo el mundo, de que no los encontraran. Sin embargo, no sucedió.
Después vino el golpe, el intento de sepultar el caso dando una verdad histórica espeluznante para desmovilizarnos y aterrorizar a la población. El mensaje fue horrendo y muy claro. Aun así, continuamos como continúan todas las familias que buscan.
Y así han pasado estos 7 años, buscando. La lucha de sus familias y las familias de los desaparecidos sigue ahí, una fuerza que parece incansable. Una lucha que los ha llevado a descubrir aun mas horrores: fosas, casas de exterminio, centros de adiestramiento y exterminio, como el reciente encontrado en Teuchitlán. Me abruma y horroriza pensar en las historias que vivieron o pueden estar viviendo.
¿Cuánto horror más hemos de presenciar antes de que está barbarie se detenga? ¿Cuántas heridas deben abrirse para que como sociedad salgamos a parar esta locura? Siento que mis ojos no soportan ya más lágrimas, llorar al lado de las madres y padres, llorar por ustedes y cada uno de los que nos faltan. Mi esperanza se merma cada vez más ante este monstruo que como sociedad hemos creado, es nuestra sombra, la sombra de una sociedad capitalista que cosifica y clasifica en valor monetario a las personas, haciéndonos creer que hay seres que valen más que otros. Su nombre: necrocapitalismo, donde la vida humana es convertida en moneda de cambio. En un activo. Donde se intenta borrar el rostro de todos aquellos que son arrojados a la maquinaria de muerte en nombre del capital.
Pero aquí seguimos de frente, lado a lado todas las familias, aun con el miedo, aun con las lágrimas, con picos, palas, con la dignidad intacta, colocando sus rostros en todas partes, buscándoles en todas partes, para no dejar que esta enorme bestia que todo lo aniquila los desaparezca por completo.
¡Por que no son tres somos todxs!
¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Carlos Manuel Valencia, profesor de Salomon, Marco y Daniel, estudiantes de cine desaparecidos en 2018.
Fotografía: Facebook Estudiantes CAAV desaparecidos 19M