Era una mañana fría de diciembre del 2009. Un día antes, un grupo de familias nos habíamos reunido con el Fiscal General del Estado de Coahuila para exigirle resultados en los casos de nuestros seres queridos desaparecidos. Esa mañana de invierno nuestras familias se encontraban en el salón polivalente de la Diócesis de Saltillo. Habíamos convocado a una rueda de prensa para denunciar que en Coahuila estaban ocurriendo desapariciones y el gobierno no estaba haciendo nada. Denunciamos en ese momento, en medio del terror que ya estaba dejando la “guerra contra el narco”, la desaparición de 21 personas ocurridas durante todo el 2009.
Meses antes, por separado, cada una de nuestras familias llegó al Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios, tocando una nueva puerta para pedir ayuda. En el caso de mi familia llegamos buscando a mi hermano Antonio Verástegui González y a mi sobrino Antonio de Jesús Verástegui Escobedo, desaparecidos el 24 de enero de 2009 en Parras, Coahuila. La necesidad de encontrar a nuestros seres queridos nos llevó a hacer la denuncia pública ese 19 de diciembre.
Meses después de esa fría mañana, en mayo de 2010, después de una manifestación en la Ciudad de México, asumimos el nombre de FUUNDEC, como nos conocerían después. El nombre surgió de la decisión de hacer un pacto al considerar que juntas las familias éramos unas Fuerzas y que deberíamos estar Unidas por la búsqueda de Nuestros seres queridos que habían sido Desaparecidos En Coahuila; fue un pacto para sumar esfuerzos para exigir la presentación con vida de nuestros seres queridos después de entender que solas como familias no habíamos logrado nada.
En FUUNDEC nos caracterizamos por apostarle a un proceso de empoderamiento y de organización, no sólo se trataba de un grupo de familiares de personas desaparecidas, sino personas que comenzamos a utilizar el miedo, el dolor, la rabia y la esperanza para empujar nuestra búsqueda. Con las semanas comenzamos a definir objetivos y estrategias para conseguirlos, el objetivo más importante: encontrarles. Nos caracterizó no tener casos emblemáticos, para FUUNDEC la búsqueda era por todas las personas desaparecidas.
Después de muchas acciones, en septiembre de 2010 se logró concretar una reunión con el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, a quien se expuso el problema, del cual se dijo sorprendido; en ese momento instalamos mesas de trabajo para analizar los casos en las que participamos las familias, el Fray Juan de Larios, el Fiscal General y el Gobernador. Se podría decir que fue uno los primeros objetivos alcanzados. Después, en marzo de 2011 se tuvo un encuentro en Saltillo con integrantes del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de Naciones Unidas.
Desde una visión de incidencia FUUNDEC ha tenido innumerables logros.
En estos últimos 10 años, gracias al trabajo de FUUNDEC se logró que en la Constitución del Estado de Coahuila se prohibiera la desaparición y se reconociera el derecho a ser buscado. Se tipificó por primera ocasión el delito de desaparición por particulares, se creó la primera Ley de Declaración de Ausencia por Desaparición con un régimen ampliamente garantista. También un Programa de Atención a Familiares de Personas Desaparecidas, o la creación de instancias ministeriales para la investigación del delito, la primera unidad de búsqueda no dependiente del Ministerio Público, o el Programa de Identificación Forense.
También FUUNDEC instituyó la primera marcha de madres del 10 de Mayo, que se marcha cada año a nivel nacional. Una de sus estrategias fue la resignación del día de las madres, por lo que el 10 de mayo de 2012 FUUNDEC convocó a la Marcha de la Dignidad Nacional: Madres Buscando a sus hijas e hijos, marcha que año con año continúa realizándose en la Ciudad de México.
Sin contar las múltiples alianzas con organizaciones de la sociedad civil nacional e internacional, o su interlocución con organismos internacionales. Incluso este año se tuvo la visita en Saltillo de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Con el paso del tiempo podemos reconocer que el proceso de organización de FUUNDEC es uno de los procesos más consolidados y una de las organizaciones de familiares de personas desaparecidas más sólidas que existen. La existencia de la organización nunca se ha puesto en riesgo y se observa el nivel de maduración política de sus integrantes, hoy convertidos en actores políticos, en sujetos de derechos. Sin embargo, y regresando el tiempo diez años, podemos decir que todas esas enunciaciones han sido importantes, pero no son un logro, pues el objetivo central era encontrarles y hasta ahora nuestros familiares siguen desaparecidos. Es posible que esta apreciación no sea compartida por otras personas o sea matizada. Pero sin duda, cuando el objetivo es encontrar a tus seres queridos desaparecidos y estos siguen ausentes de nuestras casas, el objetivo no se ha cumplido y por lo tanto no hay resultados pues el resultado es encontrarles.
No encontrarles ha representado el mayor fracaso de FUUNDEC. Es una larga discusión, pero nos organizamos para buscarlos porque el país ya había fracasado en eso, y no lo logramos. Sin embargo, seguimos en nuestra incansable búsqueda, ese es el lema que asumimos hace años y que representa la esencia de nuestra búsqueda: nuestras fuerzas se podrán agotar, pero la necesidad de tenerles de regreso en casa es mayor y hace que nos pongamos de pie y sigamos la búsqueda.
Este aniversario recordamos a nuestras compañeras y compañeros que han muerto sin saber qué fue de sus seres queridos. Sus ausencias nos recuerdan que el tiempo también se ha convertido en un enemigo con el que no podemos establecer una mesa de diálogo y tomarnos una foto cada dos meses. Un reconocimiento siempre para ellas y ellos.
Diez años después es necesario detenerse y reflexionar sobre nuestras estrategias, sobre el largo camino andado. Reconocer nuestros aciertos y nuestros errores. Mandar un mensaje contundente a quienes desaparecieron a nuestros familiares, y decirles que no olvidamos, ni diez años después, que seguiremos exigiendo la presentación de esos corazones que nos arrebataron y que seguiremos señalando con el dedo al gobierno y a los grupos criminales que son los responsables de haber destruido nuestras vidas.
Diez años después la organización de FUUNDEC impulsó a otras familias a romper el miedo, a ser un faro de esperanza en los momentos más oscuros…
10 años de búsqueda y esperanza
Por Lulú Herrera*
“Pinta tu cielo con el color de esperanza con el pincel de la fe y el amor, porque todo es posible si puedes creer”.
Diez años es una frase tan ambigua, es mucho y poco a la vez, pero para nosotras y nosotros, las madres, padres, herman@s, hij@s, esposas, abuelos, y todos los familiares con un ser querido desaparecido representa una larga espera, es hacer un recuento de los días, meses y años transcurridos y que nos han pasado en un abrir y cerrar de ojos; años que nos han significado lucha, esfuerzo, dolor interminable, muchas lágrimas, enfermedades y hasta la muerte en muchos de los casos. Pero también, dentro de esta misma tragedia que vivimos, que nos han obligado a vivir, hemos aprendido a sobrevivir, a valorar la solidaridad y la organización que como familias hemos logrado. A ser fuertes, valientes, a colaborar, a transformar la rabia y el dolor en fuerza y aliento, a aprender, luego de haber tocado fondo, a valorar nuestra vida, construyendo así entre todos nuestro colectivo, nuestra gran familia ampliada, FUUNDEC, en la cual, gracias a la esperanza que alimentamos día con día hemos logrado permanecer por estos 10 años luchando por encontrar a los nuestros, en este caminar en el que luchando por encontrar a ellos y a ellas, nos encontramos para unirnos en esta lucha incansable. En nuestra búsqueda de amor y por amor. En nuestra búsqueda de vida.
En este día tan especial para FUUNDEC queremos una vez más reafirmar y reconocer estos 10 años de entrega y acompañamiento total de nuestro señor Obispo Fray Raúl Vera López, de Blanca Martínez y su valioso equipo, del Centro de derechos humanos Fray Juan de Larios. Gracias por hacer suyo nuestro dolor, por unirse a la búsqueda de nuestros hijos e hijas, por nuestra búsqueda de amor, y por abrirnos sus puertas y su corazón cuando nadie creyó en nosotros, cuando nadie nos tendió la mano ni nos escuchó. Y sobre todo: gracias por alimentar nuestra esperanza.
Hoy queremos decirles a todos nuestros compañeros y compañeras que por estos 10 años han permanecido y han viajado desde tan lejos, desde sus lugares de origen, que revalorizamos y reconocemos su esfuerzo, que realizan al doble. En estos 10 años vividos juntos también traemos a la memoria a los familiares de nuestros seres queridos desaparecidos que han dejado su lucha terrenal pues han partido al cielo sin saber de sus hijos e hijas desaparecidas. Agradecemos también el apoyo incondicional de todos, y tantas manos solidarias y corazones llenos de amor que se han mantenido con nosotros para apoyar nuestro caminar alimentando la esperanza. ¡DIOS LES BENDIGA!
La lucha colectiva sigue y seguirá viva porque es una lucha nuestra, nuestra lucha como familia, juntos y juntas, hasta tener de regreso a casa a todos nuestros desaparecidos y desaparecidas aquí y ahora…
Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y en México declaramos y decretaremos ni un paso atrás. Siempre dignos, siempre guerreros, siempre valientes, siempre al pie del cañón por nuestros seres queridos. Nuestros desaparecidos siempre vivos, siempre presentes.
Siempre unidos con una lucha incansable con la verdad y la justicia, contra la impunidad.
Siempre con amor.
Siempre y para siempre FUUNDEC.
Siempre y para siempre Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y en México.
*Jorge Verástegui González es hermano de Antonio Verástegui González y tío de Antonio de Jesús Verástegui Escobedo, desaparecidos el 24 de enero de 2009 en Parras, Coahuila. Es fundador de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUUNDEC) y se ha convertido en asesor de diversas organizaciones de familiares de personas desaparecidas.
*Lulú Herrera busca a su esposo Esteban Acosta Rodríguez y a su hijo Brandon Esteban Acosta Herrera, desaparecido cuando tenía 8 años de edad. Padre e hijo fueron desaparecidos el 29 de agosto de 2009 junto con Gualberto y Gerardo, hermanos de Esteban.
Es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León, con especialidad en Derechos de las Personas Desaparecidas y sus Familiares por la Universidad Autónoma de Coahuila. Es hermano de Antonio Verástegui González y tío de Antonio de Jesús Verástegui Escobedo, que fueron desaparecidos en Parras, Coahuila el 24 de enero de 2009.