Por Erika Lozano* / @e_lozanog
Fotos: Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México
Si algo hemos aprendido en los últimos doce años de guerra es que las familias y los distintos colectivos de búsqueda de personas desaparecidas llevan un camino recorrido muy grande y se han convertido en expertas en construir herramientas de búsqueda y espacios de acompañamiento. Ellas tienen la experiencia en cuerpo propio, la voz y la palabra, a todas las demás nos toca escuchar, aprender y acompañar.
Hay fechas importantes para conmemorar. Hay días para salir juntas a la calle, plantarle cara al gobierno y exigir que atienda la crisis humanitaria que enfrenta este país. Aunque lejos de esas fechas, se tejen encuentros, brigadas, caravanas, talleres, conferencias y distintos espacios para compartir y seguir pensando cómo cambiar esto, es importante no dejar pasar las fechas importantes, las que reúnen, convocan y se convierten en un pretexto para seguirnos encontrando.
Hoy, Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, diversos colectivos, familiares y organizaciones se convocaron en la puerta del Palacio Nacional, al tiempo de la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, donde se presentaron avances en la búsqueda de personas desaparecidas por parte del subsecretario de derechos humanos (SEGOB), Alejandro Encinas, y la comisionada nacional de búsqueda, Karla Quintana.
De manera paralela, la entrada del recinto del poder político fue intervenida con siluetas negras de casi dos metros que hacían presentes a más de 40 mil personas que nos hacen falta. Un tendedero mostraba cientos de personas ausentes, imágenes en blanco y negro de algunos rostros que le regresan la identidad a esos números inmensos. Cuando las cifras se imponen, es difícil poder dimensionar el nivel más personal y tangible del dolor.
Las familias del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, integrado por más de 60 colectivos de familiares esperaban que el presidente saliera a escucharlas y a recibir las más de 100 mil firmas que recabaron para exigir la búsqueda de personas desaparecidas e identificación de quienes se encuentran en morgues, sin embargo no atendió a su llamado. “Basta de estarles haciendo nosotros su chamba, basta de estar escarbando cuando son observadores. Es necesario que el gobierno busque ayuda forense”, compartió Yolanda Morán, integrante del movimiento.
Quienes se dispusieron a un diálogo con las familias fueron Alejandro Encinas y Karla Quintana, donde compartieron los 7 puntos que anunciaron durante la conferencia, como respuesta a las exigencias y el trabajo de las familias.
Durante la conferencia compartieron avances en la búsqueda, se habló de 3024 fosas clandestinas descubiertas de 2006 a la fecha, los estados con mayor número son Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, Zacatecas y Jalisco. Es la primera vez que por parte del gobierno federal se hace un reconocimiento de estos datos de manera pública, además de un desglose por estado, cuántas personas han sido exhumadas, identificadas y entregadas a sus familias.
Como respuesta, las familias reconocieron la buena voluntad del Gobierno Federal, esperando que se traduzca en acciones concretas, pidieron que la Ley en Materia de Desaparición se aplique y que se generen protocolos para la búsqueda inmediata en las fiscalías y comisiones locales de búsqueda.
En el espacio de exigencia coincidieron distintas luchas que se han encontrado a lo largo de esta guerra, ahí estaba Doña Cristina Bautista para hablar de los 43 normalistas de Ayotzinapa, a casi 5 años de su desaparición forzada: “no podemos quedarnos callados sin saber de nuestros hijos, tenemos que seguir exigiendo al gobierno hasta conocer esa verdad y justicia”, compartía. También estaban presentes familiares en búsqueda en distintos estados como Coahuila, Veracruz, Michoacán y Estado de México, por nombrar algunos. A la par que colectivos en 18 ciudades del país se manifestaban en sus calles, en sus plazas, esas que a diario intentan arrebatarnos junto con la tranquilidad de transitarlas. También salieron a la calle colectivos de Guatemala, Honduras y El Salvador, familiares de personas migrantes que han sido desaparecidas y asesinadas en su paso por México.
La jornada siguió con una marcha hacia El Atrio de San Francisco, las madres, hermanas, esposas, hijas, tomaron la calle con sus fotos y flores en mano, flores de papel que realizaron especialmente para la conmemoración de hoy, en ellas representaban a sus seres queridos y el dolor que sienten de no saber más de ellos. A su paso repartían flores a quienes observaban la marcha. Los rostros del tendedero ahora abarcaban toda la calle de Madero. Al llegar, “El espacio de las palabras en común” nos recibía, una instalación creada por Rita Ponce de León y Esthel Vogrig, dispuesta al encuentro, donde se desea generar conocimiento colectivo alrededor del nombrar y la imaginación poética.
A veces pienso que en este país navegamos por distintas capas de realidad; hay una que está al ras de suelo y surco, que sigue pistas por distintos lugares, camina por calles, cerros, dependencias de gobierno, conoce el terreno y ha mirado el horror frente a frente, además lo traduce para que otras lo vean, es el espejo. Hay otra que ha decidido no mirar a su alrededor pues le resulta incómodo y prefiere no hacerlo, aunque vive con miedo. Otra capa vive en la violencia, la respira y la infringe, son victimarios. Existe una capa de subsuelo, lo oculto e invisible, lo que otras buscan, donde algunas fueron llevadas y esperan ser encontradas. Está también la capa de lo sensible.
Pienso en la campaña #YoHabitoAquí de la Fundación para la Justicia, que recuerda a 72 personas migrantes que fueron ejecutadas en San Fernando, Tamaulipas hace 9 años y tantas más que nos faltan. Todxs habitamos aquí y todas estas capas nos cruzan y atraviesan en distintos aspectos de nuestra vida.
¿Cómo habitamos este espacio de manera distinta? ¿Cómo imaginamos un futuro donde podamos reconocer esta terrible etapa en nuestra historia para que jamás se repita? Hay que mirar lejos, a nuestro lado, al suelo, al subsuelo, mirarnos, escucharnos y acompañarnos. Pero particularmente escuchar a quienes por años nos han pedido oídos atentos, aprender a documentar, registrar y acompañar con el respeto que su dolor y fuerza merecen. Escucharles porque ahí está la respuesta que juntas tendremos que escribir para quienes vienen.
*Erika Lozano es reportera y documentalista independiente. Integrante del proyecto A dónde van los desaparecidos. Acompaña y retrata temas como feminicidio, desaparición forzada, resistencias y defensa de la memoria.